viernes, 10 de enero de 2014

El año de las Google Glass, o cuando todos nos pusimos gafas

Me encuentro expectante y fascinado con el 2014 porque sospecho que estamos a las puertas de un antes y un después, del momento en que todos nos pusimos gafas sin problemas de vista ni para el sol; el momento de las Google Glass. El nuevo niño bonito de Mountain View tiene previsto su lanzamiento global a lo largo de este año y ya provoca el rechazo y la expectación propios de los productos llamados a marcar una época.
Desde luego, el artilugio no deja indiferente a nadie y no son pocos los que piensan que es una marcianada o un simple capricho pijo. Es cierto que el proyecto podría acabar en fracaso, pero la letra me suena de otros productos que nos resultan indispensables cuando en un primer momento se les tachaba de innecesarios. Uno que ya tiene unos años (aunque me gusta pensar que me mantengo bien) se acuerda de la llegada del móvil, que parecía una extravagancia ("que es eso de tener un móvil en el bolsillo, es demasiado grande, caro, vas a estar controlado, etc"). Y ya no hablo del smartphone. Y por no remontarme, no recordaré las expectativas del ordenador personal, desechado como ridículo nada más y nada menos que por empresas como IBM.
No soy el mayor experto en tecnología pero apostaría a que las Google Glass van a triunfar en cualquiera de los casos, ya sea desde su lanzamiento o a medio plazo. Para empezar, su diseño ya está optimizado y ofrecen una estructura ligera, cómoda y moderna. Sólo hay que ver los vídeos de todos los que han tenido la suerte de probarlas (no, no las he usado pero no pierdo la esperanza. Ya sé que me leéis señores de Google, o por lo menos vuestra arañita, ¿qué tal si me prestáis las gafitas aunque sea por 5 minutos?. Intentarlo lo hemos intentado).

¿y si no las he probado cómo es que estoy tan convencido de su éxito? Pues porque las gafas culminan la evolución de la informática que ha pasado de ser una materia estática realizada sobre un pesado y voluminoso aparato a ser totalmente móvil y multidispositivo. Con las Google Glass ya ni siquiera necesitamos ni una mochila ni un bolsillo, tenemos el modelo en la misma cara (y sin acordarnos de que lo llevamos porque a penas se nota). Lo que sí es cierto es que el dispositivo necesita conectarse con un smartphone.
Pero lo que más me fascina es que las gafas exploran una nueva forma de relacionarnos con la tecnología. Hasta ahora vivíamos presos de la pantalla. Nadie puede pasar por alto los típicos encuentros en los que todos nos hemos aislado en algún momento para chatear o contestar algún correo. Ahora estas operaciones se realizan de forma natural con un simple comando de voz que se activa con la contraseña “ok glass”.
De alguna forma, Google Glass es el puente que conecta la tecnología con el mundo que nos rodea. Tomar notas, sacar fotos, grabar vídeos, comprobar la ruta de un mapa…..La información pasa delante de nuestros ojos sin que tengamos que girar la mirada. Y lo que ocurre a nuestro alrededor se puede trasladar al ámbito digital en un parpadeo.

Por ahora, los obstáculos para su penetración son su previsible alto precio (todavía por descubrir) y el escaso número de aplicaciones desarrolladas hasta la fecha. Todo mejorará con el tiempo. Mi pronóstico es que a partir de 2014 el mundo se acercará un poco más a las imágenes de ciencia ficción con seres terrícolas inteligentes equipados por lentes del futuro.

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