lunes, 27 de enero de 2014

La maldición de Adwords, un presupuesto bajo arruina el inicio de campaña

Atención a navegantes, Google Adwords permite ajustar costes pero de salida impone un presupuesto fuerte para sostener de inicio la campaña. Una inversión sólida al comienzo marca la frontera entre el triunfo y el fracaso. No queda otra, la visibilidad (la presencia en los primeras posiciones de los anuncios) es el primer pasaporte para una campaña de éxito, pero cuesta dinero. Es la maldición de Adwords.
Un precio alto es el peaje a pagar para conseguir situar nuestra publicidad en los puestos más visibles. El ahorro nos precipita a un círculo vicioso de mala visibilidad, que da como resultado pocas visitas. La secuencia más común es que los anuncios caigan en una espiral de bajada que obligue a subir el precio de las pujas incesantemente sin alcanzar los primeros puestos.
Si te ocurre no te desanimes, pero empieza de cero, tu campaña está herida de muerte. Esta situación ya ha sido bautizada como Google slap, literalmente, el bofetón de Google. Tu publicidad se estrella y ni el doctor House va a poder reanimarla.
El coste es uno de los grandes misterios de la plataforma de publicidad de Google. El dinero no lo es todo, aunque es importante. Es cierto que al principio tenemos que poner la carne en el asador (dinero) para mostrarnos. Superado ese momento crítico, la campaña se sostiene en la calidad de los anuncios acreditada en la aceptación de los seguidores.
De alguna forma Google aplica una filosofía similar a las de las búsquedas gratuitas y quiere que su publicidad sea relevante para el usuario, que es el que garantiza la viabilidad de la plataforma. Es decir, que los anuncios coincidan con las búsquedas naturales de los internautas para que no haya rechazo y se mantengan los ingresos.
Así que la chequera no es suficiente porque Google compensa la puja con el grado de calidad (Quality Score) del anuncio que se determina a través del CTR, (Click Throug Rate) la frecuencia con que los usuarios que ven el anuncio acaban haciendo clic en él.

La posición de pago en el buscador la marca la combinación del coste del anuncio (CPC, coste por click) y su calidad (CTR). Los estudios son determinantes y detectan que un Quality Score máximo abarata a la mitad el coste de un anuncio frente a otro de calidad media.
La tentación de pagar menos, por inexperiencia o por un exceso de confianza sobre la calidad de nuestro anuncio, es el camino directo hacia el temido Google Slap. El resultado es una mala posición de salida que afecta a la visibilidad y perjudica a los clicks recibidos. La consecuencia, una campaña cara con malos resultados.
Invertir primero y ajustar el coste después
Como suele ocurrir en este tipo de servicios la solución es sencilla: PAGAR. Para empezar, lo recomendable es una inversión que supere los precios de referencia que nos indica Adwords a través de su planificador de palabras clave. 
Aparentemente, hemos resuelto la papeleta, la campaña remonta y empezamos a recibir tráfico y a registrar conversiones, el objetivo final. De acuerdo, pero la solución sigue siendo mala. ¿Nos compensa una campaña cara?. Tranquilos, que no cunda el pánico. Ya hemos hecho los deberes con la buena posición y la captación de visitantes y llega el momento de recoger los frutos: Podemos ajustar el coste.
Con los resultados de nuestro lado se puede aplicar un recorte constante. Mi recomendación es hacerlo progresivo para no alterar la posición. La rentabilidad queda a nuestro alcance!

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